La familia es un sistema cambiante y ninguno de los integrantes se encuentra exento de estos cambios. Anteriormente, y estamos hablando de algunas generaciones atrás en donde mamá se dedicaba al hogar con la encomienda de hacer rendir la quincena, (solo ellas sabían cómo le hacían, con un solo sueldo), eso por un lado y por otro el encargase de la crianza de los hijos con todo lo que esto conlleva, hablando de la escuela, tareas, crianza y cuestiones afectivas sociales. Papá solo ayudaba en las cuestiones de crianza, con el clásico “Ya verás cuando llegue tu padre del trabajo”.
Lo que me lleva a la parte central de este articulo, al padre, ya veíamos que los roles que presentaba en las familias de aquellos días era, el de “partirse el lomo todo el día trabajando” para llevar la quincena a la casa, es decir el papel de proveedor de la familia y como comentábamos ser el “coco” de los niños, la figura de autoridad.
Si bien es cierto que esta forma de “funcionar” todavía predomina en muchos hogares “tradicionales”, esto se ha ido transformando y en la actualidad vemos mas “familias modernas”; en donde hay la necesidad de mamá salir a trabajar para complementar las necesidades del hogar, es decir se convierte también en un proveedor, y completar con los gastos y las necesidades básicas de la familia sin descuidar sus actividades básicas de educación, crianza y afecto, de tal manera que papá también tiene la necesidad de modificar su actividades para ser más participes en el hogar como apoyo y complemento de mamá en estas “labores domesticas”, convirtiéndose en una sociedad que ayuda al crecimiento de la familia, ¡incluyendo cambiarle los pañales al niño!
Este rol masculino previamente establecido, la imagen del papá centrado en el poder, autoritario al que más que respeto le tenías miedo, y que le costaba poder tener muestras de afecto para con sus hijos, ya no digamos expresiones físicas sino verbales como un “te quiero”, (¡ojo! No porque no quisiera, sino en muchas ocasiones, no sabía cómo), se ha ido modificando, entendiendo su importancia en el sano desarrollo de sus hijos, sobre todo en la parte de apego, que antes se consideraba exclusivo de la madre, estudios recientes han demostrado que es igual de importante, solo que su expresión es distinta.